30-04-2006

Ego Sum Qui Sum

Ego sum qui sum... Éxodo 3: 14

Por Gabriel Figueroa
 
 
     Maria planchaba la ropa mientras su pequeño hijo jugaba con unos bloques armables. El noticiario central mostraba imágenes de la captura de un dictador, por otro peor. Nada fuera de lo normal. A estas alturas, nada estaba fuera de lo normal. En su casa no había abundancia, pero su marido trabajaba duro para que nada faltase.
 
     Daichi miraba como el sol lentamente ascendía por detrás de los arrozales. Esta pequeña curva luminosa  día a día le recordaba su niñez. La mañana estaba perfecta para trabajar. Cada vez la tradición retrocedía más ante los avances agro-genéticos, pero siempre, pensaba él, uno podría vivir la felicidad de lo antiguo.
 
    John observaba atentamente la pantalla de su notebook. El café estaba exquisito. Las cifras mostraban una leve alza en sus acciones. Estaba contento. Podría salir a celebrar su ascenso el viernes por la noche en su coche nuevo. Aun así no dejaba de pensar en Tegan. Ella había partido de viaje con sus amigas a Hawai. Eso le provocaba celos. Nadie sabia lo que odia pasar con un grupo de amigas festejando cualquier cosa en una isla paradisíaca.
 
   Hermann miraba su obra extasiado. Ni en sus sueños mas remotos se imaginó poder construir algo así. Su padre también fue arquitecto, al igual que su abuelo. Pero sin duda, pensaba, él había puesto la piedra definitiva, la obra que seria reconocida. Sin ambición. Solo juzgando los alcances de esta. Se quito el casco blanco y se fue a sentar. Pero le preocupaba su hijo. Tanta moda, tantas poses. Europa estaba infectada por una cultura ajena y devoradora. Ojala pronto se diera cuenta.
 
    Gavandi sentía cada músculo de su cuerpo. La respiración había dejado de ser una pulsación y se había transformado en un flujo constante, sin fluctuaciones. Podía pensar con absoluta claridad. Eso al menos creía. Esta duda lo forzaba a seguir adelante. Hacia días que no comía ni bebía algo. Si se miraba a un espejo, cosa que hace mucho no hacia, nunca se hubiese reconocido. El camino espiritual de un asceta no contemplaba la vanidad. Pero algo le decía que nada es para siempre.
 
 
    La realidad se trizo en billones de astillas dentro del núcleo del gran espíritu.
 
    En este punto de la historia, la historia dejaba de existir y hasta la muerte moría.
 
    Así estaba escrito.
 
 
 
(Los billones de seres humanos pululaban dentro del planeta tierra. Miles de cosmovisiones y percepciones de la realidad se entrelazaban en una gran red. Las coordenadas cartesianas humanas no explicaban de ninguna forma el sentido de la vida. Mas todos creían poseerlo, o definir que este no existía. El caos nunca podría ser explicado, ni la armonía perfecta percibida, pues nunca han existido como tales.)
 
    Maria miro la televisión. Daichi el sol. John el computador. Hermann la obra. Gavandi el vacío. La nada se abrió paso. La oscuridad dentro de la mente. Aquello estaba despertando. No entendían nada. No había nada que entender. El Alfa y la Omega. Los ocho brazos de Kali. Los pilares de Isis. Kay-kay y Tren-tren. Millones de nombres. Millones de significados. La naturaleza humana no estaba programada para ir mas allá de los millones.
 
    El primer respiro lo destruyo todo. El segundo comprimió la oscuridad en una esfera luminosa. El tercero hizo que la esfera girara sobre si. La esfera sonó.
 
 
-OOOOOOOOOOOOOOOMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMM
 
 
          La realidad en las mentes se hizo de nuevo. Fue un instante. Nada cambio.
 
          Alguien en algún lugar del mundo dijo la palabra, y luego la había olvidado.
 
          Pero dentro de las mentes de todo el mundo, algo estaba inscrito.
 
   Maria sonrió al ver a su hijo armar un auto. Daichi recordó cuando su padre le contaba historias al amanecer. John cerro el notebook, bebió su café y salió . Hermann pensó que todo problema tiene solución. Gavandi se sumergió en el rió. Nada es para siempre.
 
 
 
 
 
 
 
 
 


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1 comentario:

Unknown dijo...

que impotencia da cuando una orda de indiduos con alma se tornan hacia el maligno. Pienso que tenemos que vivir esta milesima de segndo dentro de la eternindad... tenemos que aprender.. el final de todo esto no importa como cuando porque no importa... no se trata de eso... se trata de que tenemos la oportunidiad de estar vivos! lo demas es del cola de flecha,,, el maneja las materialidades pues no tiene acceso a al eternindad